La Ley de Murphy cuando te enfrentas a un proceso de recuperar datos perdidos

En el proceso de recuperar datos perdidos, muchas veces la famosa «ley de Murphy» está presente. Y es que casos en los que a priori parece fácil el proceso de recuperación, acaban complicándose y mucho e inclusive pueden acabar sin que se puedan recuperar los datos perdidos.

 

Y para muestra, un ejemplo sucedido no hace demasiado:

Un cliente acudió al laboratorio porqué tenía el PC de sobremesa funcionando y de golpe se le colgó. Le dio un pantallazo azul. Reinició el pc y nada más reiniciarlo empezó a oir ruídos raros del disco duro. Lo llevó al informático y le dijo que no podía hacer nada. Nos comentó que no había hecho nada raro, ni golpes, ni vibraciones… solo habían desaparecido los datos y quería recuperar esos datos perdidos del disco duro que hacía ruído. En principio, todo apunta, pese a ser un caso difícil, que podrá ser culminado por éxito; Empezamos los trabajos de recuperación de datos perdidos y cuando abrimos el disco en sala limpia constatamos algo nefasto. El disco duro estaba completamente rayado. Muy probablemente el cabezal se habría desprendido y marcó toda la superficie del plato.

¿Y qué tiene que ver esta historia con la ley de Murphy? Aquí la respuesta.

Nos llamó una clienta un tanto nerviosa porqué su hija pequeña de 4 años, mientras visualizaban una película en un disco duro multimedia (Donde además tenían todas las fotos y recuerdos), lo estiró y lo tiró por un 3º piso al patio interior del edificio :|.

Cuando nos explicó eso, el técnico que le atendió le fue muy claro en que habría pocas posibilidades de poder recuperar los datos perdidos debido al impacto. No obstante, le invitamos a que nos enviase el dispositivo para analizarlo gratuitamente. Y cuando vino a nuestras instalaciones, después del diagnóstico lo vimos con buenos ojos… la teoría indicaba que había esperanzas. 4 días después conseguimos salvar la información dado que solo se habían roto los cabezales por el impacto y no los PLATOS como nos pensábamos los técnicos.

Otro caso curioso, fue el de un cliente que había pasado todos los datos al disco duro externo, para formatear el interno y volver de nuevo a traspasar los datos. Una vez formateó, instaló, actualizaciones, programas diversos, de fragmentó y mil historias más… decidió copiar los datos pero… se dio cuenta que el disco duro externo que tenía menos de un mes, no le funcionaba. En el análisis determinamos que el motor se había clavado, pero que era posible recuperar esos datos perdidos, al menos en teoría. Y afortunadamente así fue. ¿Qué posibilidades habían de que se estropease ese disco en menos de un mes y justo en el momento en que había formateado y sobrescrito la totalidad del otro disco duro?

Casos que en principio parecen difíciles y luego parecen fáciles y viceversa. Así es la suerte que nos toca en los procesos de recuperación de datos perdidos.

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